sábado, 20 de marzo de 2010

La Doctrina del Fascismo



El gran ensayo fascista publicado por primera vez en la Enciclopedia Italiana de 1932, cuya autoría pertenece a Benito Mussolini y Giovanni Gentile.

Podéis la leer la obra en:

miércoles, 10 de febrero de 2010

El Estado Nacional-Sindicalista

El estado es un pueblo ordenado por si mismo, por eso su forma de gobierno debe ser la república, siendo el propio pueblo español el que gobierne a través de los cauces naturales de Familia, Municipio y Sindicato.

El estado es libre, pero no se consentirán libertades fuera del estado ni contra el estado. El mayor crimen social es el de ponerse frente al estado.

El principal poder político reside en la persona como componente del estado, por lo cual quedarán abolidos todos los partidos políticos, correspondiendo al estado la realización de los valores, social, político, cultural y económico que hay dentro del pueblo español.

Los españoles son herederos de la historia de España y se afirmará la cultura española con afanes imperiales. Nada puede hacer un pueblo sin un conocimiento y exaltación de si mismo. El sentido Nacional devolverá a España la categoría metafísica y social de Patria y con amor y generosidad España demostrará al mundo que nos necesita, porque España es Madre de Patria y su destino es ser la Patria de las Patrias.

Se fundará una Universidad investigadora y revolucionaria, creadora de los valores culturales y científicos con posibilidad de asistencia a todo el pueblo español, para que, mediante la cultura, adquiera tensión de espíritu, llegando mediante la ciencia a la técnica y desde ésta al progreso y al bienestar social. La grandeza intelectual será producto de una Universidad patriótica.

El Estado Nacional-Sindicalista basa su estructura en la autonomía de los municipios donde radica la inmensa grandeza histórica de España. Los Municipios se articularán en comarcas naturales donde serán explotados sus recursos bajo la Soberanía del estado.

Se luchará contra las limitaciones materialistas del capitalismo, tanto en las versiones Liberales y socialdemócratas, como las de régimen marxista. El Estado Nacional-Sindicalista estructurará sindicalmente la economía, destruyendo esa enfermedad antiespañola que son los capitalismos.

La sindicalización de las fuerzas económicas será obligatorio y se atenderán los fines sociales del estado, el cual, protegerá en todo momento y potenciará el trabajo, disciplinando y garantizando la producción.

Se nacionalizará la tierra y, mediante una gestión municipal plena, se cederá a los agricultores y ganaderos para su explotación en cooperativas, también corresponderán a los municipios la construcción de viviendas, que serán adquiridas por los trabajadores a bajos precios y a largos plazos.

Será función municipal proveer a los centros urbanos y poblaciones de los medios de educación, cultura, deporte, ocio y diversión para que el pueblo español se desarrolle en la totalidad de la persona.

España recuperará los caminos del mar, tan gloriosos en otros tiempos, desarrollará la industria naval proporcionando a los marineros y trabajadores portuarios los medios suficientes de hábitat y labor, se dignificará a la persona y al empleo.

Se constituirán fuertes sindicatos verticales de empresa en los que los trabajadores, como legítimos dueños de la producción y generación de riqueza, tomarán parte directa y activa en las decisiones y beneficios empresariales.

Se apoyará toda iniciativa privada creativa dentro del nuevo estado, pero nunca a costa de la explotación del pueblo, para lo cual, los precursores de la idea deben aportar una fuerte conciencia y sentimiento social, siendo de preferencia la protección al trabajador autónomo. El sector privado será compatible siempre que sus economías se supediten a las economías nacionales, alcanzando de esta forma la prosperidad del pueblo español.

La banca será sindicalizada, beneficiándose todos los españoles a modo de nacionalizaciones. La energía, telecomunicaciones, obras públicas, sanidad, enseñanza y demás servicios de utilidad pública corresponden al estado, no consintiéndose ningún tipo de competencia privada que especule con las necesidades y derechos del pueblo español.

La milicia será medio y modo de vida de los españoles que lo deseen, formándose en academias militares donde el servicio a la Patria no sólo sea vocacional, sino también por devoción. España antes que servida debe ser amada, la tropa será reclutada entre la juventud en reemplazos, manteniéndose a las familias el poder adquisitivo y garantizándose el retorno a las actividades laborales sin pérdida de sus derechos, una vez haya finalizado el servicio militar. El ejército de España es el pueblo español en armas y en ningún caso un extranjero será incorporado a filas. La dudosa españolidad, como en todo, genera dudas sobre la propia esencia de España. Los valores hispanos son un imperativo natural en cualquier manifestación, decisión y acción; siendo el Estado Nacional-Sindicalista el proyector revolucionario de la Unidad, Grandeza y Libertad de España, Patria común y única de todos los españoles pasados, presentes y futuros.

¡Patria, Pan, Justicia!
¡Arriba España!

lunes, 18 de enero de 2010

Falange contra el capitalismo y el comunismo

DOS CAMINOS

Todos los trabajadores, ante la angustiosa situación presente, han de preguntarse a qué se debe el que, a pesar de los constantes cambios de Gobierno, a pesar de haber gobernado las izquierdas, a pesar de los Gobiernos de centro y de derecha, el paro aumente sin cesar, la carestía de vida se haga cada vez más agobiadora y la pugna entre las clases sea cada día más áspera. Fácil es comprobar la existencia de estos problemas y aun su agravación. Con Gobiernos en que figuraban ministros socialistas, todas las calamidades que abruman a la masa obrera no sólo no tuvieron solución, sino que se agudizaron. Con Gobiernos de derecha, toda la política se orienta en contra de los productores; empeoran las condiciones de trabajo, se reducen los jornales, aumentan las jornadas, se los persigue, etc. ¿Qué significa esta coincidencia en el fondo de los partidos políticos, sean de derechas o sean de izquierdas? Significa que el régimen de partidos es incapaz de organizar un sistema económico que ponga a cubierto a la masa popular de estas angustias; que tanto unos partidos como otros están al servicio del sistema capitalista.

Mientras la terrible crisis económica actual ha arruinado o está en camino de arruinar a los modestos productores, y la masa obrera sufre como nunca la pesadilla del paro, la cifra de los beneficios obtenidos por los beneficiarios del orden actual de cosas, los dueños de la Banca, es elevadísimo.

Así la tarea urgente que tienen los productores es ésta: destruir el sistema liberal, acabando con las pandillas políticas y los tiburones de la Banca. Pero para llevarla a cabo se ofrecen dos caminos: el camino comunista y el camino nacionalsindicalista. No hay más salidas. Los dos aspiran a hacer astillas este orden de cosas; los dos quieren un orden nuevo.

Ahora bien: ¿son igualmente fecundos, eficaces, ambos?

Cada día es más patente la influencia comunista de Rusia en el seno de la masa obrera, transportada tanto por los partidos comunistas como por los socialistas. Las consignas de la Tercera Internacional son las que animan al movimiento marxista. Aquí, en España, los partidarios de la orientación comunista dentro del partido socialista son cada día más numerosos.

Pero el triunfo comunista en España, ¿beneficiaría a la clase trabajadora? Este es el problema que tenemos que esclarecer, poniendo un especial y honrado propósito. Si el comunismo proporciona un nivel de vida más decoroso, si satisface los ideales de una empresa común, la elección no es dudosa. Pero el comunismo ¿es capaz de realizar estos objetivos?

RUSIA

En Rusia, donde más lejos ha ido este ensayo comunista, salta a la vista no sólo que ni económica ni políticamente han ganado nada los trabajadores (existe el régimen de salario, los jornales son bajísimos, la carestía de los artículos de primera necesidad es mayor que en ningún país de Europa, según cifras dadas por periódicos rusos, como Pravda e Izvestia y la libertad política está de hecho anulada), sino que, además de eso, les han arrebatado toda la dignidad como hombres y los han convertido en una pieza fría de la máquina montada por los nuevos privilegiados: la burocracia oficial, reclutada entre los viejos militantes comunistas. Esto, que debiera bastar para repeler el comunismo, es poco si tenemos en cuenta que aquí el movimiento estaría no al servicio de un interés español, sino supeditado a las necesidades de Moscú. El triunfo del comunismo no sería el triunfo de la revolución social de España: sería el triunfo de Rusia. Y no hay sino mirar la política turbia que hace Rusia con los grandes estados capitalistas para deducir 'los fines que persigue al intentar provocar el estallido revolucionario dirigido y financiado por ella. Seríamos ni más ni menos que una colonia rusa, y es buena prueba de lo que haría con los obreros de España ver cómo trata hoy a los dirigentes comunistas. Por sus servicios les da unos rublos; pero, en cambio, los maneja como autómatas y los convierte en instrumentos ciegos, serviles de su política.

Pues bien: si el comunismo acaba con muchas cosas buenas, como el sentimiento familiar y la emoción nacional; si no dan pan ni libertad y nos pone a las órdenes de una nación extranjera, ¿qué hacer? No vamos a resignarnos con la continuación del régimen capitalista. Hay una cosa de toda evidencia: la crisis del sistema capitalista y sus estragos, ni siquiera atenuados por el comunismo. ¿Qué hacer, pues? ¿Estamos en un callejón sin salida? ¿No hay solución para el hambre de pan y justicia de las masas? ¿Tendremos que optar entre la desesperación del régimen burgués y la esclavitud de Rusia?

LLAMAMIENTO

No. El Movimiento Nacionalsindicalista está seguro de haber encontrado una salida justa: ni capitalista ni comunista. Frente a la economía burguesa individualista se alzó la socialista que atribuía los beneficios de la producción al Estado, esclavizando al individuo. Ni una ni otra han resuelto la tragedia del productor. Contra ella levantamos la sindicalista, que no absorbe en el Estado la personalidad individual ni convierte al trabajador en una pieza deshumanizada del mecanismo de la producción burguesa. Esta solución nacionalsindicalista ha de producir las consecuencias más fecundas. Acabará de una vez con los intermediarios políticos y los parásitos. Aliviará a la producción de las cargas con que la abruma el capital financiero. Superará su anarquía, ordenándola. Impedirá la especulación con los productos, asegurando un precio remunerador. Y, sobre todo, asignará la plusvalía, no al capitalista, no al Estado, sino al productor encuadrado en sus sindicatos. Y esta organización económica hará imposible el espectáculo irritante del paro, de las casas infectas y de la miseria. ¡Trabajadores, alerta! El comunismo y todo el movimiento internacionalista trata de especular con las masas obreras. Con los mismos tópicos que en 1914 –libertad, democracia, progreso– intentan arruinar al Estado en beneficio del que paga: Rusia. Las concentraciones populares antifascistas son el taparrabos de los apetitos de Moscú. Ayer imponía la consigna de clase contra clase, de lucha violenta en las calles; hay quiere meter a la masa obrera en andanzas electorales, obligándola con los partidos burgueses de izquierdas. Los obreros, con este cambio de táctica, no van a ganar nada; perderán, tanto si aúpan a las izquierdas burguesas como si llevan a participar en el Gobierno a los comunistas y socialistas. Las izquierdas burguesas, bien avenidas con el capitalismo internacional y los marxistas al servicio de Rusia, harán la política que les ordenen sus amos, no la que interese a los obreros españoles. Los trabajadores harán, una vez más, de carne de cañón, y al final no hallarán ni el pan ni la libertad.

¡Trabajadores! ¡Camaradas! Se acercan momentos decisivos. Nadie puede estar cruzado de brazos. Está pendiente la suerte de todos. 0 los trabajadores, enérgicamente, implacablemente, terminan con el gran capitalismo financiero y se unen al Movimiento Nacionalsindicalista para imponer el régimen de solidaridad nacional, o el intemacionalismo nos convertirá en cipayos de cualquier gran poder extranjero.

El movimiento Nacionalsindicalista, consciente de su fuerza y de su razón, mantiene el fuego contra todos los enemigos; contra las derechas, contra las izquierdas, contra el comunismo, contra el capitalismo. Por la Patria, el Pan y la Justicia. Estamos seguros de vencer. Lo exige así el interés de los productores y la conveniencia nacional. Impondremos sin contemplaciones un orden de cosas nuevo, sin hambrientos, sin políticos profesionales, sin caciques, sin usureros y sin especuladores.

¡Ni derechas ni izquierdas! ¡Ni comunismo ni capitalismo! Un régimen nacional. ¡El régimen Nacionalsindicalista! ¡Arriba España!

(Arriba, núm. 20, 21 de noviembre de 1935)

viernes, 15 de enero de 2010

El último manifiesto de José Antonio

Un grupo de españoles, soldados unos y otros hombres civiles, no quieren asistir a la total disolución de la Patria. Se alza hoy contra el Gobierno traidor, inepto, cruel e injusto que la conduce a la ruina.

Llevamos soportando cinco meses de oprobio. Una especie de banda facciosa se ha adueñado del Poder. Desde su advenimiento no hay una hora tranquila, ni hogar respetable, ni trabajo seguro, ni vida resguardada. Mientras una colección de energúmenos vocifera –incapaz de trabajar– en el Congreso, las casas son profanadas por la Policía (cuando no incendiadas por las turbas), las iglesias entregadas al saqueo, las gentes de bien encarceladas a capricho por tiempo ilimitado; la ley usa dos pesos desiguales: uno para los del Frente Popular, otro para quienes no militan en él; el Ejército, la Armada, la Policía, son minados por agentes de Moscú, enemigos jurados de la civilización española; una Prensa indigna envenena la conciencia popular y cultiva todas las peores pasiones, desde el odio hasta el impudor; no hay pueblo ni casa que no se hallen convertidos en un infierno de rencores: se estimulan los movimientos separatistas; aumenta el hambre, y, por si algo faltara para que el espectáculo alcanzase su última calidad tenebrosa, unos agentes del Gobierno han asesinado en Madrid a un ilustre español, confiado al honor y a la función pública de quienes lo conducían. La canallesco ferocidad de esta última hazaña no halla par en la Europa moderna y admite el cotejo con las más negras páginas de la Checa rusa.

Este es el espectáculo de nuestra Patria en la hora justa en que las circunstancias del mundo la llaman a cumplir otra vez un gran destino. Los valores fundamentales de la civilización española recobran, tras siglos de eclipses, su autoridad antigua, mientras otros pueblos que pusieron su fe en un ficticio progreso material ven por minutos declinar su estrella; ante nuestra vieja España misionera y militar, labradora y marinera, se abren caminos esplendorosos. De nosotros, los españoles, depende que los recorramos. De que estemos unidos y en paz, con nuestras almas y nuestros cuerpos tensos en el esfuerzo común de hacer una gran Patria, Una gran Patria para todos, no para un grupo de privilegiados. Una Patria grande, unida, libre, respetada y próspera. Para luchar por ella rompemos hoy abiertamente contra las fuerzas enemigas que la tienen secuestrada. Nuestra rebeldía es un acto de servicio a la causa española.

Si aspirásemos a reemplazar un partido por otro, una tiranía por otra, nos faltaría el valor –prenda de almas limpias– para lanzarnos al riesgo de esta decisión suprema. No habría tampoco entre nosotros hombres que visten uniformes gloriosos del Ejército, de la Marina, de la Aviación, de la Guardia Civil. Ellos saben que sus armas no pueden emplearse al servicio de un bando, sino al de la permanencia de España, que es lo que está en peligro. Nuestro triunfo no será el de un grupo reaccionario, ni representará para el pueblo la pérdida de ninguna ventaja. Al contrario: nuestra obra será una obra nacional, que sabrá elevar las condiciones de vida del pueblo –verdaderamente espantosas en algunas regiones– y le hará participar en el orgullo de un gran destino recobrado.

¡Trabajadores, labradores, intelectuales, soldados, marinos. guardianes de nuestra Patria: sacudid la resignación ante el cuadro de su hundimiento y venid con nosotros por España una, grande y libre. Que Dios nos ayude! ¡Arriba España!

Alicante, 17 de julio de 1936.

JOSÉ ANTONIO PRIMO DE RIVERA

lunes, 11 de enero de 2010

¡Acabemos con los sindicatos amarillos!


CONTRA LOS SINDICATOS AMARILLOS, ANTINACIONALES Y VENDIDOS AL SINSENTIDO ZAPATERIL, NACIONALSINDICALISMO.